Derrame pericárdico

El corazón (tanto el nuestro como el de nuestras mascotas) está recubierto de una capa protectora fibrosa llamada pericardio. Ésta capa lo protege, lo recubre y lubrica para que se contraiga correctamente, y evitar así que el músculo cardiaco se dañe. El espacio que hay entre el pericardio y el corazón (cavidad pericárdica) en situación normal es muy pequeña, aproximadamente de un milímetro, y contiene una mínima cantidad de líquido para lubricar el corazón.

¿Cuándo no es normal?

Pero a veces, por situaciones patológicas, se acumula líquido entre el pericardio y el corazón. Esto se conoce como derrame pericárdico, y puede llegar a comprimir las cámaras cardiacas ya que el pericardio no es flexible. Cuando comprime el corazón se produce el llamado taponamiento cardiaco y es una situación de urgencia. Esta acumulación de líquido se puede producir por muchas causas: inflamación del pericardio, infecciones víricas o bacterianas, por traumatismos, por neoplasias cardiacas… o por causa desconocida (lo que llamamos idiopático).

El derrame pericárdico con taponamiento cardiaco es una situación de urgencia ya que pone en riesgo la vida de nuestras mascotas. Los síntomas que pueden aparecer son decaimiento, fatiga, distensión del abdomen, anorexia, intolerancia al ejercicio o incluso cianosis de mucosas.

Tratamiento del derrame pericárdico

El tratamiento del derrame pericárdico es el drenaje del líquido, introduciendo una aguja en el pericadio y vaciando el líquido. Pero si este derrame vuelve a aparecer en un corto periodo de tiempo el tratamiento de elección es quirúrgico, quitando una porción del pericardio para evitar la compresión del corazón. Esto se conoce como pericardiectomía, y puede realizarse mediante toracotomía (abriendo el tórax del paciente) o mediante toracoscopia.